James Lee es un prolífico cineasta de malasia que en su obra disfruta transitando por una gran variedad de géneros, desde la acción a la comedia, aunque poniendo especial énfasis en explorar los misterios de las relaciones amorosas, plasmando en pantalla conmovedoras y la mayoría de las veces desesperadas historias de amor no correspondido sobre romances imposibles. Lo que se ha convertido en una de las principales señas de identidad de su trabajo como cineasta.
Este cortometraje en particular pertenece a esa categoría de su filmografía, Café Lumiere es una sentida "casi" historia de amor, muy influenciada por la obra literaria de Haruki Murakami, algo que el director nunca intenta ocultar, rindiendo su personal homenaje al novelista japonés, haciéndo que esta pequeña producción parezca la adaptación de una novela de Murakami que nunca ha existido, captando la atmósfera y esencia del estilo de narrar historias de Murakami, plasmando la magia de sus palabras en papel, a través de imágenes hipnóticas que provocan en el espectador la misma sensación que irradian las páginas del autor japonés en sus lectores, contando una historia sobre dos jovenés heridos por el desamor, que se niegan a olvidar, y siguen adelante aferrándose a las cosas que los mantiene cerca de las personas amadas ausentes. El resultado es una hermosa historia ambientada en una cafeteria, donde una cliente que solía acudir con su novio a tomar cafe, le pide trabajo en el local al encargado, para que la enseñe a hacer café, mientras espera a que su novio, que la ha abandonado, vuelva algún día, cayendo en una trampa mortal de amor que les hará entender que solo los que están destinados a regresar, algún día lo harán.
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