El credo de la Violencia (Haine)
Director: Dominique Goult
Nacionalidad: Francía
Año: 1980
Kinski
recordaba en sus memorias a Maria Schneider con total asco y
repugnancia, calificándola de yonki, y acusándola de ser responsable de
los escarceos con la heroina de su mujer de entonces, que era buena
amiga de la actriz francesa. La curiosidad (o el morbo)
de verles juntos en la pantalla es lo que me ha llevado a ver esta
anodina película francesa, en la que la falta de química entre los
actores es más que evidente, y la desgana que desprende la actriz
durante toda la película se transmite al espectador, logrando la
increíble hazaña que los escasos ochenta minutos que dura esta extraña
película se hagan eternos. Ya habían pasado casi diez años desde que
Maria encandilase al mundo con su inolvidable interpretación en “El
último tango en Paris”, y toda aquella luz que desprendía entonces aquí
está completamente ausente. Quizá era consciente de la bazofia en la que
estaba participando, y no le interesaba lo más mínimo esforzarse...
Kinski interpreta a un motorista que llega a un pueblo lleno de paletos en el que una niña acaba de morir atropellada por un motorista dado a la fuga. En ese momento de dolor y tensión en el pueblo, la llegada de Kinski se torna inoportuna, y pronto comienza a sufrir las iras y los intentos de asesinato de los pueblerinos.
Lenta con un guion muy poco trabajado, que incluye unos diálogos horribles (Quizá eso se deba al doblaje en castellano) y una banda sonora atroz. La película se torna aburrida porque nunca realmente parece ocurrir nada relevante, y nos pasamos gran parte del metraje viendo al Kinski con su moto de aquí para allá, aunque el desenlace busque la sorpresa rompiendo la monotonía del relato, haciéndonos reflexionar sobre los peligros de las masa enfurecidas y los linchamientos públicos. Aunque para eso mejor verse La Jauría Humana de Arthur Penn o Fury de Fritz Lang... Dos joyas del cine años luz de esta.
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